No tiene ni ruedas ni pedales, pero en España ya se la
conoce como bicicleta acuática. La waterbird, también llamada
aquaskipper o seascooter, es un artefacto de aluminio y fibra de vidrio
«muy ligero, que se propulsa únicamente con el movimiento del cuerpo
humano y que puede llegar a alcanzar una velocidad de 14 nudos [unos 27
kilómetros por hora], lo que es una auténtica barbaridad».
La explicación sale de boca de Marcos García,
director de la escuela ferrolana de actividades marítimas El Galeón,
quien desde hace dos semanas ofrece sesiones gratuitas para probar este
nuevo y curioso vehículo acuático en el muelle de la ciudad naval. «Un
amigo mío me enseñó un vídeo de unos chinos que se movían por el agua
con estas bicicletas y me parecieron tan divertidas que decidí comprar
una por Internet», explica García.
Fuente: La Voz de Galicia